jueves, 13 de agosto de 2015

Primaveras en miradas

Aquella pequeña le regaló una lección de vida, un día gris de junio, de esos que parece que juegan al escondite con la primavera.

Salió a la hora, no hacía falta mirar el reloj, las hora se reflejaba en su sonrisa.
Salió rápido, había confeccionado unas gafas con papel de pinocho en el colegio. Todos y cada uno de los niños las llevaban puestas. Ella no. 
Bajó las escaleras, le cogió de la mano y le enseñó las gafas.

Ella le preguntó por qué no se las había puesto.
Sonrió y mirando hacia arriba le dijo que ella no las necesitaba. Que se las regalaba.
-Le puse color rosa y azul, si te las pones verás todo de bonitos colores. De tus colores favoritos. 

En ese momento uno se da cuenta de que no importa de qué color sea nuestro día. No importa quién se ofrezca a ponerle color. Todo depende del color de nuestra mirada.

Aquella pequeña le regaló miradas inmarcesibles. 

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